martes, 3 de febrero de 2009

Si pudieses auscultar el centro de mi llama
identificarías tu latido
elevándome suave y rítmicamente la piel
como un grabado perfumado
a punta de aguaceros
y pisadas de gaviotas...tus gaviotas.

Si tan solo pospusieras
la justificada duda
y me espiaras cuando bajo de la montaña
-donde estoy perdiendo la guerra-
verías el estandarte que hiere
los pliegues de mi sangre...tu voz.

1 comentario:

Unknown dijo...

Amiga
Me gusta tu blog...
Tus escritos

Un amigo que conoces