Si pudieses auscultar el centro de mi llama
identificarías tu latido
elevándome suave y rítmicamente la piel
como un grabado perfumado
a punta de aguaceros
y pisadas de gaviotas...tus gaviotas.
Si tan solo pospusieras
la justificada duda
y me espiaras cuando bajo de la montaña
-donde estoy perdiendo la guerra-
verías el estandarte que hiere
los pliegues de mi sangre...tu voz.
1 comentario:
Amiga
Me gusta tu blog...
Tus escritos
Un amigo que conoces
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