domingo, 14 de febrero de 2010

La luz que entró por mi ventana llenó de amarillo mis días. Apareciste para que me olvidara de lo cansado que es hacer muchas cosas y ver pocos resultados, para reírnos de nuestra manía de invocar lo difícil y compartir los valores de los que no nacieron con todo a su favor. Otra vez decidí disfrutar de las funciones de magia sin desear descubrir la verdad detrás de los trucos del ilusionista. Y aquí estoy... preguntándome sobre la belleza de nuestro jardín e imaginándolo como sería si no lo podáramos y lo dejáramos crecer libremente.

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