jueves, 23 de abril de 2009

En 20 minutos

La vida pasa por nosotros. No hemos resuelto aún el problema de ayer y ya tenemos otro que nos hace pensar que nada puede ser peor. Es esto real? En esto pienso mientras conduzco hacia mi casa. Hace escasos diez minutos salí con la sensación de quien nunca va a terminar lo que tiene pendiente. Los veinte minutos que me separan de mi casa me sirven para ubicarme. Oigo la música de los 70's que me gusta, pienso en las personas que amo, poco a poco me voy despojando del trabajo, buscando mi centro, me digo a mí misma que el trabajo es el medio y no el fin y otro poco de cosas parecidas. Me acuerdo de algunos de mis amigos de otras empresas que muchas veces me envidiaron por no tener que asistir todos los días a una oficina de 7 a 7. Después pienso en lo malo de aquel trabajo, muchos días y noches fuera de casa, muchos viajes. La balanza indica que es mejor ahora. Lo único que tengo que tener claro es el equilibrio, ese que todos creen que tengo. Equilibrio para no comprometerme demasiado, equilibrio para dejar algo de mí para las personas que realmente importan, equilibrio para ser buena hija, madre, compañera, jefe, amiga, todo a la vez. Equilibrio para no dejarme llevar sólo por el corazón o sólo por la razón. Suena y es cansado mantener el equilibrio, sostenerse en la cuerda floja. Por eso, en aquellos momentos sublimes en que uno se permite soltarse y caer es bueno saber que hay quien sostiene la red y se empeña en no soltarla, aún sabiendo que también puede salir herido.

No hay comentarios: