Al sur

Este fin de semana, como hace un año, me llevó hacia el sur. Es como si por esta época algo nos empujara a subir más alto, a ser mejores, a crecer. Esta vez no subí al Chirripó, me quedé en el Valle, no sufrí de frío, me inundó el calor de la carpa y de las mujeres artistas del Taller de Máscaras. Unas manos que cada día se parecen más a las de mi mamá, tomaban medidas sin regla, mezclaban cola y colores, hacían hablar al pincel y también a veces, repartían cariño y café. Y con el trabajo de todos, poco a poco el cartón reciclado se fue convirtiendo en divinidades bruncas. Como hace un año, pienso que todos nuestros momentos son únicos e irrepetibles, que aunque vuelva a subir al Cerro, nunca será como esa primera vez y que cada expresión creativa de estos artistas es un privilegio único y un alimento para el alma de aquellos que sepamos apreciarlo.