viernes, 14 de mayo de 2010

La ley de la selva

Desde hace unos días para acá, mi mundo laboral se ha convertido en una selva, donde a cada uno sólo le interesa sobrevivir. Algunos piensan que la única forma de hacerlo es pasando por encima a los demás. Se trata por todos los medios de trasladar a otro la responsabilidad, de pasar la papa caliente y cruzar los dedos para que el globo le explote a otro. Esa es la forma más oscura de asumirlo. Sobrevivir talvez no requiere matar a nadie, solamente no dejar que te maten. La selva tiene sus leyes eternas, inmuta­bles. Para poder sobrevivir y llegar al término natural de sus vidas, los animales esencial­mente débiles deben saber, a tiempo opor­tuno, disimularse en el color del follaje o transformar su figura en tronco, hoja o ni­do. Deben aprender también, si sus faculta­des así se lo permiten, saltar a la velocidad del rayo, de una rama a la otra, y recorrer kilómetros si fuera necesario. Deben acep­tar, resignados, su habitat: si eres animal de montaña, no salgas nunca a la llanura, a me­nos que puedas igualar la velocidad del gamo y el antílope. Si tu coraza es débil, debes rehuir el choque frontal con el rino­ceronte. Si tus garras no están afiladas, nunca lances un zarpazo al león, aunque és­te duerma tendido de panza al sol. Si tu vis­ta no alcanza las nubes, no trates de vigilar al águila... Son leyes de la selva, eternas, in­mutables, dialécticas.

2 comentarios:

Odilia dijo...

No quiero hablarte de la ley de la selva. En esta selva que es Internet encontrè tu blog y quiero contarte que yo tengo el libro "Habìa una vez" o "once a long ago" y durante mi infancia lo amè igual que tù. No sè como podrìa hacerte llegar imàgenes, textos pàginas escaneadas"

Coroja dijo...

Es increíble !! Puedes enviarme información a la siguiente dirección vivre2003@msn.com