martes, 19 de octubre de 2010

Reflexiones de fin de semana

Se requiere fe y amor para transformarse, para tener la seguridad de que el cambio inobjetablemente nos llevará a algo bueno. Se requiere amor para compartir uno o muchos sueños, aunque en el camino se develen nuestros temores. Se requiere amor para abrir el corazón sin esperar a que un tren lleno de soldados haga guardia y venga a rescatarte de la soledad. Se requiere amor para llorar ante la gente que te hizo reír unos minutos antes, quizás porque uno sabe que solo quien tiene la capacidad de reír y ser feliz puede ayudarnos en la tristeza. Se requiere amor para encontrarse y reconocerse en caras tan diferentes. Se requiere amor para entender que algunas renuncias tienen el poder de expandir el espacio que dejan y que eso se llama crecer. Se requiere amor para ir en búsqueda de la autenticidad, aunque el camino esté lleno de detractores. Se requiere amor para elegir compartir un minuto, un día o toda una vida con alguien. Para el que decide vivir, la incertidumbre no es una opción, es una certeza. Por eso hay que conocer los riscos del acantilado y acostumbrarse a las tormentas. Por fuertes que estas sean, siempre la vida las vale. Y hay que entender que, a veces, el más sencillo regalo o la comida preparada con cariño, lo único que intenta es ocupar un pequeño espacio en la vida de otra persona, simplemente por lo bueno que nos hace. Si te hace crecer es bueno, aunque las estadísticas o la costumbre digan lo contrario.

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