lunes, 13 de septiembre de 2010

Solo el amor engendra la maravilla

Creo en milagros. Creo en encuentros. Creo en coincidencias. Creo en la magia del instante en que mi deseo de volver a leer mi libro de cuentos, comenzó a recorrer el espacio hasta que se encontró con esta familia gemela de Chile. Dijo alguien que solo el amor engendra la maravilla. Sí, estoy maravillada. Cuando uno se percata de lo efìmero de su vida, del pequeño espacio que ocupa en el universo, estas sorpresas le hacen pensar en que, más allá de lo incomprensible que sea nuestro propósito al estar aquí, hay mensajes cifrados que son como hilos invisibles que nos atan entre sí y que nos dicen que el camino que hemos escogido, por utópico que parezca, es el correcto. Volví a ser niña, lloré frente a los cuentos que formaron mi carácter, lloré frente a mi compañero que cada vez comprende mejor su lugar en mi vida. Frente a mi amigo que, sin saberlo, sirvió de puente para completar este plan anónimo. Me conmovió la confianza de estas almas que, sin conocerme, me hicieron el mejor de los regalos. Pero esta vez, lejos de cerrar círculos, se ha trazado una línea sin fin. La vida aún está aquí.

1 comentario:

magaly dijo...

Sirel comparto tu alegría de haber encontrado ese libro, que bueno que la tecnología nos sirva también para alcanzar sueños como este, que en otro tiempo nos parecía imposible de lograr. Espero poder ir pronto a verlo y leer algunos de esos cuentos maravillosos.